Crecieron exponencialmente en todo el mundo gracias a las nuevas tecnologías que acompañaron a la ciencia y la salud y también a los confinamientos vividos y el temor a contagiarse.
La llegada de la pandemia provocada por la enfermedad COVID-19 generó un cambio sin precedentes en la vida de las personas a nivel mundial. En esta nueva realidad, la salud y la ciencia, ayudadas por las tecnologías digitales, debieron adaptarse y superarse a fin de cubrir las imperiosas necesidades humanas.
Por miedo al contagio de un virus desconocido y mortal, y por la obligatoriedad de quedarse en casa como medida preventiva de infecciones masivas, desde principios de 2020 el mundo se vio obligado a implementar una comunicación virtual. Incluso las consultas médicas viraron a un solo click de distancia, y el servicio, que solía ser alternativo, se adaptó y perfeccionó hasta el punto de llegar para quedarse. Hoy, la telemedicina se convirtió en una modalidad habitual en el ámbito sanitario y en la principal estrategia de contacto entre profesionales y pacientes. Y según los expertos, seguirá perfeccionándose a futuro, en una etapa pos pandemia.
Recordando que la telemedicina es la prestación de servicios de medicina a distancia, para la que se emplean las tecnologías de la información y de las comunicaciones, con sólo sentarse frente a una computadora, una tablet o un celular avanzado, un paciente, o un familiar de éste, puede efectuar una consulta y obtener un diagnóstico certero con el tratamiento adecuado o una segunda opinión médica. Incluso puede disponer de un abordaje multidisciplinario mediante una conexión virtual con varios profesionales a la vez, situados en distintos puntos de país o del mundo. Esto se da hoy gracias a los grandes cambios que generaron las tecnologías de la información y la comunicación (TIC), con la disponibilidad del uso masivo de Internet y los nuevos aparatos. Más allá de la atención de un paciente, la telemedicina también constituye una herramienta de formación y consulta entre profesionales de la salud.
“La experiencia que nos deja la pandemia fue el poder de adaptación del sistema de salud y de los profesionales al enfrentar y adoptar algo que no se conocía. No sabíamos cómo abordar esta situación, como así tampoco la enfermedad que causaba el virus que originó la pandemia. Se elaboraron distintas estrategias que se fueron adaptando durante este tiempo pandémico. Se fue aprendiendo mientras se hacía camino. Hay que reconocer también que había cosas escritas. Teníamos conocimiento empírico para diseñar y elaborar protocolos que evitaron contagios”, explicó el doctor Darío Amoruso, Auditor General de Grupo Medihome (M.N. 117.660. / M.P. 228.237) y médico especialista en Clínica Médica con amplia trayectoria en el sector público y privado, así como en distintos servicios de la salud, tales como la Internación Domiciliaria.
“La teleasistencia potenció la atención médica virtual al punto de hacerla crecer más de 1000 por ciento durante la pandemia. Los médicos no lo usábamos y los pacientes no estaban habituados. Dimos varias charlas formando y capacitando en el programa de capacitación a distancia Formar. Atendimos a más de 10.000 pacientes con COVID positivo, de los cuales la gran mayoría (98%) no requirió atención médica presencial o internación. Con el seguimiento diario médico de teleasistencia pudimos identificar los síntomas de complicaciones y derivarlos a los centros asistenciales para atender mejor a cada paciente y a la vez no saturar las guardias que estaban ocupadas con un alto porcentaje de gente con COVID positivo”, agregó Amoruso.
“Para seguir sus tratamientos, muchas personas que atendimos pidieron expresamente no concurrir al hospital por miedo a contagiarse. Hoy sabemos después de un año y medio que el 10% de los internados por otras patologías se contagiaba COVID-19 en el momento crítico de la pandemia. De allí la importancia de la telemedicina y también de la Internación Domiciliaria. A menos que haya una causa médica de necesidad, los pacientes siguen internados en domicilio con la mejor atención médica disponible las 24 horas”, completó el experto.
Cambios mundiales
A medida que progresaba la pandemia, las entidades médicas se adaptaron en muchos países para permitir la generalización de las consultas a distancia. «La medicina general vivió cambios significativos en la forma en que los médicos trataron a los pacientes durante la epidemia. Es notable la rapidez con la que estos cambios tuvieron lugar«, afirmo el doctor Martin Marshall, presidente del Royal College of General Practitioners, organismo británico de médicos generalistas. En Francia, donde esta práctica cubierta por la seguridad social desde finales de 2018 no arrancaba, el número de teleconsultas pasó de 10.000 por semana a principios de marzo del año pasado a casi medio millón a mediados de mayo, con un pico de 1,1 millones durante la segunda semana de abril.
Según la doctora Layla McCay, del organismo sanitario público NHS Confederation de Reino Unido, la mayor parte de los 1,2 millones de consultas diarias para tratamientos básicos se realizaron a distancia durante el confinamiento británico, un cambio acontecido en «pocas semanas«, solamente. La epidemia del nuevo coronavirus también propulsó la telemedicina en India, donde solo hay 8,6 médicos por cada 10.000 habitantes, según cifras de la OMS de 2018. En Estados Unidos, se levantaron una serie de restricciones sobre esta práctica, así como algunas reglas de protección de datos. Instituciones como la Cleveland Clinic pasaron de 5.000 consultas virtuales a 200.000 por mes.
En Argentina, la resolución 282/2020 publicada en el Boletín Oficial el 1 de abril del año pasado considera el uso de plataformas de teleasistencia y/o teleconsultas como una herramienta idónea para poder garantizar las prestaciones de demanda esencial e impostergable. También se deben garantizar por vía de teleasistencia todas las prestaciones que requieran continuidad de tratamiento, con el fin de evitar interrupciones que resulten en el empeoramiento grave e irresistible del cuadro de base. La comunicación entre el médico y el paciente puede realizarse vía directa o por medio de terceras partes, siendo su interacción en sincronía o asincronía.
En la modalidad sincrónica, todo se desarrolla en tiempo real (permite agregar videoconferencia) involucrando la participación tanto de los pacientes como de los profesionales de la salud. Se utilizan habitualmente en Cirugía y Psiquiatría. Y en la asincrónica (almacenamiento y envío), el envío de información clínica y su posterior asesoramiento y ocurre un tiempo después. Por ejemplo, en la teledermatología se envían imágenes adjuntas en un mail para referir consultas o compartir casos clínicos. Los involucrados no tienen que estar presentes. También la teleoftalmología, teleneurología, otorrinolaringología son disciplinas que no requieren una respuesta inmediata porque no son de carácter urgente o de gravedad.
La Asociación Argentina de Cirugía reconoce que en estos tiempos de pandemia la teleconsulta, tanto asincrónica cómo sincrónica, tiene grandes beneficios para el paciente:
- Disminuye la ansiedad y la preocupación ya que confirma que el diagnóstico y el tratamiento no son descuidados
- Genera empatía con el profesional médico quien está pendiente del desarrollo y la evolución
- Evita la exposición en centro de salud en caso que no sea necesario
- Evita el autodiagnóstico mediante la búsqueda de información disponible en la web
- Asegura la continuidad de la calidad de vida
A medida que avanza la vacunación y prosiguiendo con los cuidados sanitarios en plena pandemia, la presencialidad de pacientes en los consultorios ha resurgido, pero lo que encuentran los profesionales de la medicina es que muchos pacientes prefieren la atención a distancia, ya sea para mantener el bajo riesgo de contagios, como así también el ahorrarse el tiempo de ir hasta el consultorio en la medida que nos sea estrictamente necesario.
“Un año después de la pandemia, más de la mitad de todas nuestras visitas son virtuales”, explicó la directora del área de Mama en el Centro de Cáncer North Shore del Hospital General de Massachusetts, Therese Marie Mulvey, durante la última Reunión Anual de ASCO. Lo cierto es que, como remarcó la experta, de aquella experiencia han venido para quedarse plataformas de telemedicina que son útiles para los pacientes.
Con motivo de la celebración el próximo 29 de octubre del Día Mundial del ACV, el doctor Eduardo Silvestre, Divulgador Científico de Grupo Medihome, (MN 57.969), destacó la importancia de la telemedicina en pacientes que padecieron un ACV e incluso de la Internación Domiciliaria de cara a su recuperación.
“El ataque cerebrovascular (ACV) o Stroke, se define como un síndrome clínico de origen vascular, caracterizado por la aparición de signos y síntomas rápidamente progresivos, debidos a una pérdida de una función focal y que dura más de 24 hs. El ACV puede ser de dos tipos: Isquémico, donde se obstruye la circulación de sangre al cerebro, o Hemorrágico, donde se genera una hemorragia en el cerebro por ruptura de un vaso. Los isquémicos son los más frecuentes (85%), los hemorrágicos los menos (15%) y para estos la hipertensión arterial es la causa más común. De los hemorrágicos, casi el 10% se deben a rupturas de aneurismas o malformaciones vasculares”, aclaró Silvestre.
Y refiriéndose al tratamiento pos ACV, concluyó: “La rehabilitación irrumpe como figura principal cuando toda la urgencia ha terminado. Los tiempos y la modalidad del tratamiento aquí, son otros. Deberá ser intensa y sostenida y requerirá de la voluntad de la persona afectada. La rehabilitación, según la gravedad de la secuela, puede realizarse en el domicilio. Es en este ámbito, donde la voluntad de rehabilitar se encuentra fortalecida simplemente porque la persona está en su hábitat. A algo que parece tan sencillo y tiene tanta repercusión sobre el estado de ánimo, se agrega también el no exponerse al riesgo de las infecciones intrahospitalarias o contagio de COVID, cuando la internación institucional puede ser suplida”.
La pandemia por COVID-19 cambió la vida de las personas y tanto la telemedicina, como la internación domiciliaria, impulsadas por la nueva normalidad, se reafirman como una tendencia en alza y un modo prioritario para la atención de la salud a futuro.